jueves, 20 de marzo de 2014

Humillación

Duele y mucho esta palabra. No por el resultado contra Villa San Carlos, ni por la imagen triste del hincha rojo, llamando Papá a Francisco esperando una bendición vana de la contrafigura del Diablo o del infierno. Porque a hacerse cargo, Dios no está ni debe hacerlo, digo en esto de estar de nuestro lado. Aclaro que Dios no es Don Julio, aunque en la Argentina se parezca mucho a él. Tampoco Dios es Marcelito Tinelli aunque él lo crea, o su séquito se lo haga creer.
Igual iba a hablar de la humillación.
Humillados estamos por el piberío zarpado, ese que salpicó al mismísimo De Felippe, último caballero del club, si se trata de encontrar a alguien con la mirada justa, sin sobreactuaciones, con la palabra atinada, y fundamentalmente sensata.
Humillación que, a esta altura, debemos aceptarlo, no nos acompañará por el resto del campeonato si no que seguirá siempre junto a nosotros. Los buitres que rodean esto que quieren hacer como cadáver, dan cuenta de que la única sangre derramada, en cuestiones futbolera, será la del rojo de Avellaneda.
Independiente es una palabra muy larga y muy grande para que la comprenda cualquiera. Ya lo dijimos en otras partes de este blog, independencia de las ataduras, de los lobbys, de los poderes temporales. Por eso, me importa poco la bendición de Francisco, para mí, perdón los devotos, siempre será Bergoglio.

Lo que sí me importa, es pensar cómo salió el plantel a jugar un partido, teniendo sobre sus espaldas el conflicto Martinez-Zárate. Imagino que nadie querrá asociar la cama, con la prepotencia de poder que hoy les otorgan a los futbolistas, el sueño botinero de Mauro Icardi, pero creo que los chicos crecen con ese bardo en la cabeza.
La falta de clase (en un 2014, sin clases), refleja que algo no se está haciendo bien. De hecho, a don Don Omar se le escaparon dos tortugas. Una, que entra cuando puede en el segundo tiempo, sin demasiada claridad. Fue uno de los primeros que tiene un contrato extendido y sigue en el club desde Ramón Díaz.
No me corro del quilombo, pero nunca me cerró demasiado Benítez. Lo vi ingresar contra Huracán y parecía que trotaba, me llamó la atención. No así, Zárate, que en su partido con el globito, intentó esmerarse. Justo diez días después de su debut oficial, el pibe se fue de joda en el post Banfield.
Se debe haber quedado caliente por perder el puesto con el retorno de Vallés. Supongo.
En este bardo aparece la supuesta novia de Martín, la versión de que Zárate y el otro escrachado del trìo que parece ligarla sin comerla ni beberla, quedaron plantados por dos muchachas que los abandonaron y la revancha de Zárate terminó aprovechándose de la chica del delanterito.
El abuso, la denuncia, el desprecio mediático. El escrache, al mejor estilo BUSCADOS. ¿Se rectificarán los medios si el caso fue una cama armada? Lo dudo. También dudo, influenciado o no por el bombardeo, de la inocencia de los chicos.
Pienso en el ex combatiente de Malvinas, intentando separar la mugre del trigo y hasta dónde aguantará esta granada de mano que alguien se la puso en su trinchera. Porque que te garquen o se vayan de chupi los pibes a quienes pones tu confianza, debe doler y mucho.
Es más, al margen del abuso que es gravísimo, la inmadurez de chuparse a morir, deja en claro que en Independiente, todo se vea mal, grave. Más que códigos, lo que faltan son límites. Decoro. Acaso Zárate no se haya bancado el desprecio, como los hinchas no se bancan perder, como nadie sabe digerir el fracaso, entonces, siempre...alguien paga, la piba, los puteados, la violencia desmedida, de la que hablamos en post anteriores.
Por eso la humillación nos salpica a todos, a los compañeros que caen en la volteada, con el manto de sospecha, el cuerpo técnico que hace magia con las desafortunadas declaraciones del presidente, "voy a poner los abogados del club a disposición de los jugadores", a riesgo de volverse a prender fuego con otros muchachos (y van...) que terminan traicionando ese sentido común, que Cantero jamás encontró en un club de herencia mafiosa (don Julio, Duca, el otro Grondona y Comparada mediantes).
Humillación la de mis amigos rojos que ya vemos el final del camino como en junio 2013, porque la detonación antirroja no se demora, ni se detiene y porque los jugadores siguen a tientas esperando una señal de la suerte, casi como el pobre hincha en la Plaza del Vaticano y el gestito de un papá que trabaja por su santidad, pero que (a no olvidarlo) simpatiza con un club cuervo (y ya sabemos qué representan los cuervos en la Argentina y no hablo sólo del hincha de San Lorenzo)
Humillado x mil se sentirá nuestro escriba Sacheri y pensará, con o sin botineras tramposas, cómo se resucita la honra, con un club de gambetas a medias, disparos esporádicos y destrucción colectiva. Bah, digo yo.
Siempre pienso en un mensaje esperanzador para Independiente, soy de los que reniega de la máxima troska que insiste con aquello de "cuanto mejor, peor". Hoy, haré una excepción. Asumiré la humillación y dejaré que el silencio de un partido pedorro como el de ayer, hable por si solo. El 0 a 0 no puede ser peor si pensamos el altísimo costo que dejó la falsa fiesta del piberío que, cual lúmpenes rojos, se cortaron solos, sin pensar en los demás. Para ellos, el modelo para armar, debe tener que ver con andá a saber qué chica de pasarela, selfie calentona o bolichera.
Modelo para armar.

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