Ariel Holan, obsesivo de la perfección y admirador de Steve Jobs
Ariel Holan, obsesivo de la perfección y admirador de Steve Jobs
Ser el vehículo entre lo complejo y lo simple podría ser una definición que encajaría a la perfección con Steve Jobs, pero también con Ariel Holan, un entrenador con una particular historia que forjó su sueño en el hockey y transformó su nombre en sinónimo de innovación en el fútbol argentino.
El actual técnico del elogiado Defensa y Justicia fue el hombre que en el 2008 se encargó, como ayudante de Burruchaga, de introducir en el país una tecnología que él mismo desarrolló para evaluar los métodos de entrenamientos futbolísticos. Hoy cuenta con un grupo de trabajo de 12 personas, abocadas a diferentes aspectos de análisis. "Fui el primero en usarlo en el hockey y en el fútbol", especifica a Infobae esta especie de Jobs del Conurbano.
"Es algo muy sencillo que tenemos que convertirlo en algo más sencillo aún para tratar de facilitar los procesos", explica sobre la información que le brinda un software que nació a comienzos del milenio de un modo precario y hoy tiene especialistas en las diversas áreas complementarias en el Halcón que esclarecen los datos de los drones que filman las prácticas o los GPS en las camisetas durante los partidos. Holan lo explica con precisión y se confiesa un obsesivo de la perfección en un deporte imperfecto.
Los jugadores con el GPS y el equipo procesa los datos: Holan el encargado de explicar
Los jugadores con el GPS y el equipo procesa los datos: Holan el encargado de explicar
La obstinación que tiene con el perfeccionismo en el producto final cuenta con un anclaje sólido en su infancia. A los 6 años, y a pesar de tener todas las materias aprobadas, su madre decidió que repita obligatoriamente primer grado"Dijo que no estaba lo maduro que debía. Para que en el secundario y la universidad esté a la altura de mis compañeros, me hizo repetir", cuenta tras confesarnos que este era uno de sus secretos mejor guardados.
Esa marca de fuego fue lo que propició, al fin y al cabo, su estrecha relación con la tecnología, la herramienta que le permite estar más cerca de la precisión en un deporte con un amplio margen de error y azar. "A mí me hace sentir seguro y eso es importante para transmitir ante el grupo", defiende su postura.
Su nombre hoy es sinónimo de lirismo en el fútbol argentino gracias a la osada apuesta que le salió a la perfección en el club de Varela. Sin embargo esta historia empezó en el silencio de un humilde barrio de Lomas de Zamora, con un pibe que a los 16 años empezó a dirigir su primer equipo de hockey y lentamente investigó sobre los procedimientos que lo ayudarían a mejorar su trabajo.
Holan y el preparador físico Alejandro Kohan, su gran amigo y compañero
Holan y el preparador físico Alejandro Kohan, su gran amigo y compañero
La crisis del 2001 había desvalorizado todo en el país, menos sus convicciones. La falta de dinero no fue un impedimento para perseguir sus ideales: vendió un auto para comprar la computadora que necesitaba para impulsar el software soñado. "Tenía un Renault 19. Más o menos fue un cambio mano a mano", rememora entre risas sobre la volátil economía que lo obligó a un injusto cambio para adquirir el cerebro electrónico de "la marca de la manzanita".
Holan se suelta ante otra asociación con el hombre que revolucionó la tecnología y lo acepta: "Lo admiraba a ese muchacho (Jobs). Me cambió la vida".
A tal punto era la fascinación que decidió quedarse a pie por poder contar con esa computadora que terminaría siendo clave en el desarrollo del software junto con su amigo Juan Pablo García, un programador amateur tan bohemio como él: "Me considero una persona que ama lo que hace y ese es el rasgo distintivo de los bohemios".
El cuerpo técnico de Holan trabajando: todos con laptop Mac
El cuerpo técnico de Holan trabajando: todos con laptop Mac
"Lo viví con placer porque me iba en colectivo para todos lados con mi computadora. Lo hacía con felicidad porque amo lo que hago. Eso es lo que me llevó a vender el auto: esto no lo hago por plata", justifica de manera persuasiva a sus 56 años y recuerda que la versión prematura del programa sólo servía para editar algunos pasajes de los partidos.
Habla con amor de su nieto Felipe –"El único que logra sacarme de la obsesión"– y de su madre. Menciona a los que le dieron una mano y agradece ante cada elogio. Fanático de la Naranja Mecánica de Cruyff y de Menotti, no descarta los métodos –obsesivos, claro está– de Bilardo. Cultor de una configuración osada de juego, confiesa ser feliz con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Sos más feliz porque se te dan los resultados o por el apoyo al estilo de juego?
– "Soy feliz porque todas las mañanas me levanto y puedo hacer lo que me gusta. Los resultados y los elogios en este deporte pueden durar lo que dura el éxito", asegura y repite el término "mercantilización" para referirse a ciertos aspectos sobre el fútbol.
El hockey fue su cuna, a punto tal que aquello generó controversias ante su primera experiencia como DT de Primera. Holan lo recuerda entre risas con una pintoresca anécdota: "En un programa partidario de Defensa llamó un hincha y dijo: 'Primero fue Franco, después el Turu Flores, ahora éste que viene del hockey… El próximo técnico va a ser el comisario de Varela".
Un auxiliar de Holan filma desde arriba la práctica; también la capturan desde un drone
Un auxiliar de Holan filma desde arriba la práctica; también la capturan desde un drone
La entrevista se transforma en un diálogo de café, pero otros periodistas esperan para entrevistarlo por la antesala del choque que esta noche emparejará a su Halcón de Varela contra el poderoso River que lo tuvo como auxiliar de Matías Almeyda.
"Tenía la sencillez para explicar y desarrollar cosas que eran complejas de desarrollar. Tenía un sentido común que nadie tenía", ilustra ante el pedido de una definición sobre Steve Jobs.
– "Justo tu objetivo en el fútbol.  Al menos esperamos que el desarrollo de tu software no haya empezado en un garage…", le plantea el desafío Infobae en el cierre, rememorando el nacimiento de Apple.
La risa delata su sincera modestia, pero igual se prende en el juego. Recuerda su casa quinta en el humilde barrio Parque Barón de Lomas de Zamora y deja el remate entre risas: "No fue un garage, pero mas o menos…".