lunes, 9 de noviembre de 2015

Cuestión de conciencia

Minuto 94, doy vueltas con el auto escuchando el fnal del partido.
Ya esquivé un par de radios que afanosamente minimizan el esfuerzo del equipo de Pellegrino.
Cuando la pelota la dominan los nuestros, ellos te tiran de una que es un partido aburrido.
Vélez siempre es un dolor de esos. Ni en baja podemos embocarlos.
Y mientras uno grita como un demente que sí, que esta noche calurosa de noviembre, se va a cortar.
Se entera que hay penal y, automáticamente, el relator cuenta que un corte en el rostro del defensor contrario indica que el árbitro se equivocó. Hay momentos en que los periodistas se anticipan a nuestro esfuerzo. Como si te gritaran orsay, antes de que puedas tirar un centro.
El problema no es el penal (ya seguiré con el tema), ni el tumulto donde, según el comentarista de la Red, falta poco menos que el grupo GEO para que intervenga contra el plantel y los suplentes de Vélez. Exageran, claro está, hay que compensar la desgraciada semana (si no el año) con un Boca, tocado por esa varita que nada tiene de magia.
Hay que tapar que el amigo Victor Blanco tendrá la posibilidad de impartir justicia a futuro inmediato. El presidente de la contra, está a cargo del Colegio de árbitros, así que como en otras ocasiones, mejor abrir paraguas.



El problema, en verdad es interno, se llama Ruso Rodríguez, el pato de la boda, a quienes toodos los hinchas se esmeran por castigar. Le pegan por no salir, por el penal contra el homónimo de Santa Fe, le pegan por rubiecito canchero (hagámonos cargo que es por eso), aunque se les caiga la baba por el arquero alemán. Le pegan por su pegada ¿realmente alguien de Independiente recuerda un guardametas con semejantes características, un tipo capaz de emular a Chilavert, pero con clase?.
Bueno, le pegan porque no sale, porque es arquero, por querer limpiar el pasado reciente doloroso, porque es un pendejo, porque qué se yo por qué le pegan.
En definitiva y eso es lo que más me duele del hincha, le pegan porque es de la cantera, porque es nuestro. Casi funcionales con los detractores de otras veredas.
Pienso en el Ruso, en si se va a animar, si la presión, que lo patee otro ¿quién? Pero no, cuando la transmisión continúa, después de relatar la casi hemorragia cerebral que padece el desafortunado y vencido defensor,  (prácticamente piden el ingreso del SAME, mientras el tipo está bardeando al árbitro y apretándose la nariz para que salga más sangre) cuando la transmisión seguía, cuento, el Ruso sin compasión, deja a la figura del encuentro, Alan Aguerre, estampado como una de las de Correo Argentino. Ahí andan los hinchas diciendo que es un buen arquero, el pibe que no pudo hacer nada.
Después en casa llego justo para ver el gol y sobretodo la eterna carrera acompañada con el grito del Ruso como quien tiene ganas de dar su propia vuelta olímpica. El pibe tiene huevos y eso molesta. Algunos creen que esa imagen sólo le cabe al flaco Islas, a quien uno respeta pero que nos ha dejado en más de una oportunidad callados, para los memoriosos. Mundial, goles recibidos de arco a arco (no sólo de Chila) y mocos mediante. Recuerden a Ustari, de paso, el pibe crack que besó la de boquita, cuando el Rojo lo esperaba en silencio (y no hablo del pase, al club de la ribera, si no a ese gesto innnecesario de gritar un gol en contra nuestro, bien tribunero, demágógico con su eventual casa nueva).
Bueno son muchas cosas, no? Ahí, feliz, el plantel de Fútbol permitido se reacomoda para pedir un móvil desde Avellaneda. No, no es que el equipo del jefe juegue de local, si no que van directo al vestuario de Vélez, clamando justicia. Un amigo pincharrata me manda un mensaje y me habla de robo.
Veo la jugada como diez veces, hoy lo escuché a Arcucci con Varsky, el rojo para el editor de LN no es santo de su devoción, pero admite que fue penal, lo mismo que los chicos de Paso a Paso. También uno de los panelistas de la teve pública, coincide frente a la mirada antipática del entorno.
Adentro de la Liguilla.
"Ganar así, ensucia un poco todo lo que hicimos", asume siempre sabio Fede Mancuello, quien para exorcizar la noche difícil de su amigo Rodríguez aclara: "bueno, contame cómo es Ruso que te puteen, porque a mí nunca me pasó", revela el capitán la charla de vestuario, riéndose también de su mentira. Y yo celebro que estos tipos sean del Rojo. "Escuché los silbidos, pero Independiente es mucho más grande que todo eso" , declara también el goleador de la noche, para  fastidio de la TV Pública.
Hoy Olé, cumple con su mandato comercial, se queja por el gol. Lo seguirán otros, a mí, poco me importa.
Sí me importan los tipos que declaran. Que no careteean, los referentes o el mismo Pellegrino. "Siempre estamos acostumbrados a buscar culpables, en un juego de equipo, la responsabilidad siempre es compartida", comenta. Y yo pienso que en la vida es un todo. Y como hincha, como quien quiere a la comunidad Roja, como quien ama los valores arprendidos de Independiente, sabe que también tiene una responsabilidad. Cuestión de conciencia.