lunes, 27 de octubre de 2014

Calor olímpico y superador

El sábado fue la tercera. Tercera vez en un torneo que vamos de local y que, gratamente el Rojo, sigue sorteando aquel primer encuentro que despertó una ilusión con Rafaela. En esto de buscarnos mufas, con Saverio podemos decir orgullosos que asistimos a los tres mejores partidos de Independiente del torneo Transición. Rafa, Rosario y por último Tigre.
Llegamos desde casa bastante calentitos y no sólo por los treinta y pico amenazantes. Cuestiones domésticas al margen, sin embargo, el calor ayudó a coronar de esas tardes soñadas. Mi hijo quiso un gorro y yo recordé aquel que me compró el abuelo Pascual, cuando fuimos a recibir al equipo después de la gesta heróica contra Talleres de Córdoba. Había que saludarlos como héroes y los que no pudimos viajar, quisimos ver la vuelta olímpica y agradecerles el esfuerzo. Entonces, el viejo que oficiaba de paseador del crío en reemplazo de mi padre (distante, bostero, bah, ausente) gastaba siempre lo que no tenía para verme contento. De hecho, cuando allá por mis ¿6 años?, me chorearon la bici, Pascual supongo que resignó las extras de Rigolleau y me trajo una para reyes. Lo cierto es que ahí andábamos los dos caminando por Alsina, felices por aplaudir en vivo y en directo al Bocha, a Outes (nueve rústico que a mi me encantaba) y todo el equipo que sabía de memoria, mejor que la tabla del doce.
El abuelo me compró un gorro que duró unos minutos, un manotazo desanimó la celebración, pero lo que llegaría después relegaría la mala leche del otro forro hincha rojo. Lo concreto es que el aplauso de la vuelta cerró con Bertoni tirando su botín, obsequio que estuvo ahí de mis manos si no hubiese sido tan pendejo.
Ahora o mejor dicho, el sábado 25, Saverio se lleva con orgullo su gorrito para ganarle al sol. Yo advierto como viejo choto en esto de que no se lo choreen, acaso por ese estúpido reflejo de que no le pase lo que a uno. Nos sentamos en el mismo lugar que contra Central, ahí está ese muchacho, medio barrita para las canciones, pero con cara de bueno. Dos filas arriba, un enano facho puteador (no por petizo si no por su discurso), el gordo desbocado, sólo elogia a Gastón que viene a ser Daniel Rolfi Montenegro. A Tula lo quiere mandar a China, recuerda las cagadas de Cantero, se enoja cuando la gente aplaude un pase y uno no entiende del todo eso de que los melones en el camión se acomodan solo. No tengo nada que ver con el chabón.
Me ensaño con Abal porque no puedo entender cómo hace un referí para inclinarte la cancha. Después en la tele veré que se comió lo evidente. 40 segundos exactos pasaron del primer "Vamos rojo", que casi a coro gritamos con mi hijo cuando empieza a rodar la pelota, como un ritual arcaico. En esos 40, Pizzini logró un corner y el primer gol de cabeza, confunde al afortunado, me gustaría que fuera Tula (aunque yo también lo puteo), pero no, es Lucero, gol de un nueve. El rojo juega de los mejores primeros tiempos que vemos. Sorprende el orden, pero también los movimientos, si debe retroceder, el equipo se abre como un abanico, si recupera el balón, se cierra como un puño y lastima. Increible la coordinación que luego el FPT ratificará con un 64 % de posesión del balón. El dos nuestro vacuna al 9 de ellos, Rincón Jr. De él le hablé a Save en la previa diciéndole que era de temer, que su padre fue responsable de la vergonzosa caída de la Selección contra Colombia. Igual, resultó tan intrascendente como el delantero de Rosario, también extranjero.
Supongo que, aunque el marketing del último milenio los vinculen con Boca, el respeto por el rojo de colombianos, peruanos y otros vecinos, se remite a los relatos de sus respectivos abuelos. Entre el palomo Usuriaga y Mondragón, habrán contado las leyendas surgidas desde Avellaneda.
Empate en offside (orsay) que nos lleva a no mirarnos filialmente pero a saber algo de esa historia de desencanto. Puta, justo cuando debe haber sido la primera vez que con mi hijo veo ganar al rojo de entrada y rápido. Encantadoramente, Lucero pone el dos a uno antes del cierre del primer tiempo y a mi me encanta que el técnico más meticuloso con las jugadas de pelota parada, ese que nos tuvo a maltraer desde Arsenal, se vaya caliente al vestuario, con la boca pastosa de su propia medicina.
El segundo es bárbaro por la puesta en escena entre el Rolfi y Fede, hay una idea de tiro libre donde Mancu se va haciéndose el nabo para recibir el pase sutil del 23 y arrojar un centro ajedrecístico (aburro con esta palabra pero por ahora no encuentro otra manera para describirlo), comba cruzada para Lucero y aaadentro.
La pausa lleva a todos a ponerse bajo techo, el sol no tiene piedad. Tampoco los bomberos ni el árbitro cuando la gente los increpa por un tipo desmayado. Así como hay muchas historias de desalmados, también hay tipos que piensan en los demás, pero nadie repara en eso. Cansadas las 30 mil almas de que el árbitro sea un nabo y que los voluntarios no aparezcan, aflora el "bomberos hijos de puta" y el desprecio musical consigue su objetivo: así asisten al desfallecido y manguerean a los que pueden para aplacar el desatino.
El segundo tiempo sigue igual, Lucero erra lo evidente y dan ganas de putearlo, por obvio, por reflejo, pero los goleadores son así. Pisano entra por el otro Pi, se luce con un par de caños y yo lamento que al Rolfi no lo viven tanto como a Fede, los dos con Jesús Méndez están jugando un partidazo. #mancuellofacts hace lo que venía anunciando, su gol olímpico y mientras ahora escribo me juego a pensar qué bueno sería coronar el año con una vuelta olímpica, de esas de guapos.
La tarde pela su primera sombra. "Cada vez somos más", observa Saverio y se nota que los triunfos siempre llaman. Cada vez más, se ratifica en la caminata a la salida, en el Alto Avellaneda, en la piba del kiosco portando la roja. Oasis suena después del enfermo comentarista de la radio que escuchamos a veces en el regreso. Enfermo por lo fanático, pero también por su sobadísima pose moyanista, que siempre me hinchó las bolas. Hay que cuidar a los auspiciantes, claro está. Oasis, decía suena, Save regresa orgulloso con el primer Cd y yo espero que el Kun, haga honor de su condición de noble referente rojo y traiga a la banda de Manchester para que toque en el Libertadores. Ya sé, habría que elegir mejor a los Redondos u otros, pero así cerraríamos la historia y con las cosas que a nosotros nos gusta. Los otros del rojo que rompen (a propósito, Bebote oficiaba de patovica en la entrada), que escuchen a Cadenita (Capusotto mediante) o a quien se le cante.
Ahora al próximo partido para superar la vara, como se dice. Con calor, a contramano, cargándonos a los otros engreídos, a los que  nos odiaron de siempre (grandes o chicos) para una nueva gesta.
*Comentario aparte para Jorge Almirón: me estás cerrando el pico, qué bueno que la audacia sea anónima, que los nombres propios se vayan haciendo otra vez, como esta nueva manera de reescribir la historia de #Independiente. Gracias don Almidón.

viernes, 17 de octubre de 2014

Y si se lo dedican al Pocho???

Ya está, el tipo congelado en el banco por decisión de los gordos, puso en evidencia con el último apriete la falta de voluntad por sumarlo al juego de Almirón. Interesante el lavolpista en un sentido, aunque se nota cuando se ve forzado a "cumplir órdenes". Esto que es evidente, podría convertirlo en un buen tipo, pero la condición servil de las circunstancias, empaña todo lo bueno
o lo que sabe. Lo concreto es que al DT le piden un esfuerzo y el hombre, que de la noche a la mañana (en apariencia, claro está) se hizo cargo de nuestro club, mejoró los deberes. Ya está, el Pocho
ni al banco. Lo venían midiendo, también es cierto que el tema físico en su escasa participación demostraba el paso del tiempo, pero Fede Insúa fue importante en el ascenso (también sufrió bastante banco con De Felippe), en la Copa Argentina y, si prefieren, hasta en el mejor partido del equipo en este torneo, contra Central. De paso y ya que estamos, podemos preguntarnos qué tiene Martín Benítez (o a quién le pertenece su pase) que tanto insisten con ponerlo y nunca demuestra nada.
Como sea, mañana contra el Cuervo, en una parada brava por lo que significa el rival: Marcelo, libertadores, los jugadores que nos choreó ante una eventual incorporación (Matos, Caute, Yepes, etc), en esa parada, decía qué pasa si SuperMancu le dedica el gol a su homónimo compañero? De hecho, aún con la presión de la dirigencia, el mejor jugador del torneo, bancó a su ídolo y consejero "Es un ejemplo a seguir, un tipo que llega primero y se entrena hasta el final, aunque todavía no haya tenido una oportunidad", supo decir (para vos Almidón) Qué pasa si todos lo van a buscar y lo abrazan? El defensor de los laburantes raja a todos?
Hay un tema sin resolver en Independiente y tiene que ver con cómo digerir nuestro deterioro, sin abandonar aquellos gestos que nos hicieron grandes. Hoy somos más pueblo que antes, somos, si se quieren y que me disculpen los polacos de la platea, más grasas, más negros. Ahora el problema es cuando ésta condición se aleja del sentido social o de clase. Entonces, en lugar de querer lo mejor para todos, obramos como feudos, con capos y obedientes, esclavos y reyes.
Moyano viene haciendo cosas, dicen (de a ratos decimos) y en esa idea de "hacer cosas", que le cabe a él, al kirchnerismo, al propio Pro, según la vara que se use o cómo se mida, habría que intentar ser un poco más precisos. Los mocos de Cantero no son cheques en blanco y a los ídolos (históricos o de tranco más corto como Insúa y, si me permiten, hasta el propio Milito), se los debe cuidar.
Seamos coherentes con los gestos, con los mensajes. A mi no me gustan los partidarios que ahora la dan de empresarios y miran el balance y sacrifican a todo el plantel como peones de plásticos de un ajedrez made in China. En estos últimos meses una de las frases que más sale de Avellaneda es "hay acuerdo de palabra". Acuerdo que sólo se logra con la confianza. Ojalá que el efecto Insúa, no salpique al Ruso y a Mancu, entre otros. Aunque con estos, muchachos, nunca se sabe.
Yo si el sábado juega en la reserva de Milito, al Pocho lo voy a alentar. Porque además de todas las hipótesis y  mierdas que se digan, él también tiene buen pie. Y eso, hoy escasea. Y el rojo, supo ser escuela.

martes, 7 de octubre de 2014

#Mancuellofacts

Me gusta la idea que tiró uno vía twitter de un Mancuello potente. Si la Maschemanía divirtió y ratificó el plus del jugador en el Mundial, la de Fede es más nuestra.
El tipo no sólo se manifiesta en un juego que desborda y supera lo previsible y esperado, callando a propios y ajenos en esto de no medir techos a partir de su evolución, la forma de expresarse, también merece un capítulo aparte. De hecho, ayer, lo que pudo haber sido una gastada de un línea:
"Qué pelota te sacó, eh", la coronó con esa revancha personal que día a día, silencia hasta a los más cancheros.
"No importa, ahora se lo hago olímpico".
Claro que el subtitulado de Fede Andrés, al momento de las cámaras fue cauteloso. Acaso consciente de que si algo caracteriza a las cámaras que cubren a Independiente, es la falta de piedad, al momento de reinterpretar los dichos de sus jugadores.
"El línea me comentó sobre la atajada del arquero y como el fútbol es tan lindo y se trata de divertirse en medio de tanta tensión, le hice una joda a propósito de la manera de patear el córner.
- Tu compañero te quitó el gol?
- Sí, pero también es bueno para los chicos que entren, ganen confianza y sumen para el equipo.
Qué nadie lo dude, si algo distingue a Mancuello es su generosidad y una modestia que algunos podría suponerla como falsa, cuando en realidad, se ajusta más a quien sufrió sistemáticamente palos por doquier.
Por que, qué caracteriza como pocos al hincha de Independiente de los últimos tiempos: el sufrimiento en soledad. Bueno, aquí lo tienen, un solitario quijote, demostrándonos que los molinos de viento, en realidad se volvieron monstruos y que él se encarga de acomodarlos, cual patitos. A todos en fila.
Si Fede dice, "me dio bronca no llevarme los tres puntos", eso significa "quedate tranquilo, no te voy a dar el gusto de la respuesta fácil y conformista que esperás", si le tiran sobre su particular presente, él lo reconvierte con "este equipo y esta camiseta es demasiado grande y merece lo mejor de todos nosotros".
Si le hablan de un potencial pase al exterior, retruca "voy a hacer lo que mejor sirva para el Rojo, si me voy quiero que a Independiente le quede lo que mejor le sirva".
Los que apuran su pefil y lo piden la selección, él los calma con un "si hago las cosas bien en mi club, el tiempo irá mejorando para mí".
Así el hombre.
En tanto, el Rojo va aprendiendo de sus errores, los pibes sufren sus tropezones, pero hoy podemos decir que son pibes. Si algunos buscan espejos en el último Newells, o el cuervo, hay que aclararles que Bellocq no es Lucas Bernardi, ni el pelado Mercier, pero va aprendiendo. Que la defensa debe ser por lejos, la más joven del torneo. Que el Ruso bate récords del mismo modo que aprende de sus propios mocos y que la doble Pi (Pisano, Pisini) ganan minutos, para emular al uruguayo Alzamendi y la Porota Barberón. ¿Por qué no?
El camino es muy largo, vamos en cada instancia sorteando nuestros fantasmas. Si el rojo hace cuarenta y pico de años que no gana en Mendoza y ayer el público neutral enloqueció con su levantada y hasta le puso clima de Gaudio en Roland Garros, cuando estábamos promediando el segundo tiempo con uno menos, por qué no pensar que la evolución será de manera escalonada. Así alternaremos buenas y malas, pero aprenderemos de la mala. Como nuestro gladiador de carne y hueso #mancuellofacts. El, con Milito, ya voy corrigiendo nuestras miserias y, como es costumbre para Independiente, escribiendo la historia de un fútbol que siempre intentó ser único e irrepetible. Ese de las grandes proezas.

sábado, 4 de octubre de 2014

Una ilusión de siete puentes

Del gran juego del ya lejano triunfo ante Central, podría quedar mucho menos, después del golpazo en San Juan contra los pinchas (sí lo hicieron otra vez), que nos sacó la ilusión copera tras expulsarnos del hasta ahora torneo ninguneado argentino. Si hasta ya escuché a los partidarios pasar de la gloria al que se vayan todos en menos de 72 horas. Así son los histriónicos/histéricos de Campanas. Pero no me voy a colgar en ellos.
Del 2-0 me traje, por ejemplo, algunas fotos: un abrazo cómplice con Saverio que desde hace meses se volvió código obligado, como quien con las malas y todo, entiende que hay esperanza al final del camino.
También una modalidad divertida de la caminata a la salida, la de cambiar por ejemplo hamburguesa con cebolla por hambur y huevo. El ingenio de los muchachos por atrapar el paladar negro, no descansa.
También me traje una foto con mi hijo mirando los Siete puentes: 2 y 4, 2 o 5, según el andar distraído. Y todo lo que refiera al número bíblico, entusiasma. Además de nuestras 7 libertadores, claro está. Uno recuerda las caminatas, la desgracia del Mono, el milagroso e impagable desafío de recorrerlos en bicicleta, hasta desembocar en Pavón. En este juego arbitrario de los puentes y los números, me gustaría pensar que nos quedan 7 obstáculos por sortear, para finalmente madurar y aprender de los errores.
De hecho, escribo esto 24 horas después de que los últimos referentes de mi Club, pasaron por un club cuyano y dejaron juguetes para los chicos. Qué bueno que suceda esto, más allá de marketing, o lo que quieran llamarlo. Qué bueno que un club tenga un fin social y sepa separar lo eventual de lo importante.

 Federico Andrés @fedemancuello · 19 hHace 19 horas Linda tarde en el Hospital Rawson. No hay nada más lindo que la sonrisa de un niño
El tipo va más lejos de los estrategas y oportunistas. Ahora, mientras todos esperan un superclásico superinflado. Nosotros miramos el único cambio rojo. Pensamos que las siete plagas pueden ser pasado, que siete notas musicales son suficientes para hacer sonar la música que nos gusta. Y que lo de los siete pecados capitales, bien podría tocarle a otros, porque pagamos y pagaremos.
Siete puentes ahí, enfrente del Libertadores. Se recorren, se suben y se bajan. Son con adoquines, a prueba de temerosos y blandengues. Pierna firme y templada, también se necesitan para pedalear y superarlos.