martes, 7 de octubre de 2014

#Mancuellofacts

Me gusta la idea que tiró uno vía twitter de un Mancuello potente. Si la Maschemanía divirtió y ratificó el plus del jugador en el Mundial, la de Fede es más nuestra.
El tipo no sólo se manifiesta en un juego que desborda y supera lo previsible y esperado, callando a propios y ajenos en esto de no medir techos a partir de su evolución, la forma de expresarse, también merece un capítulo aparte. De hecho, ayer, lo que pudo haber sido una gastada de un línea:
"Qué pelota te sacó, eh", la coronó con esa revancha personal que día a día, silencia hasta a los más cancheros.
"No importa, ahora se lo hago olímpico".
Claro que el subtitulado de Fede Andrés, al momento de las cámaras fue cauteloso. Acaso consciente de que si algo caracteriza a las cámaras que cubren a Independiente, es la falta de piedad, al momento de reinterpretar los dichos de sus jugadores.
"El línea me comentó sobre la atajada del arquero y como el fútbol es tan lindo y se trata de divertirse en medio de tanta tensión, le hice una joda a propósito de la manera de patear el córner.
- Tu compañero te quitó el gol?
- Sí, pero también es bueno para los chicos que entren, ganen confianza y sumen para el equipo.
Qué nadie lo dude, si algo distingue a Mancuello es su generosidad y una modestia que algunos podría suponerla como falsa, cuando en realidad, se ajusta más a quien sufrió sistemáticamente palos por doquier.
Por que, qué caracteriza como pocos al hincha de Independiente de los últimos tiempos: el sufrimiento en soledad. Bueno, aquí lo tienen, un solitario quijote, demostrándonos que los molinos de viento, en realidad se volvieron monstruos y que él se encarga de acomodarlos, cual patitos. A todos en fila.
Si Fede dice, "me dio bronca no llevarme los tres puntos", eso significa "quedate tranquilo, no te voy a dar el gusto de la respuesta fácil y conformista que esperás", si le tiran sobre su particular presente, él lo reconvierte con "este equipo y esta camiseta es demasiado grande y merece lo mejor de todos nosotros".
Si le hablan de un potencial pase al exterior, retruca "voy a hacer lo que mejor sirva para el Rojo, si me voy quiero que a Independiente le quede lo que mejor le sirva".
Los que apuran su pefil y lo piden la selección, él los calma con un "si hago las cosas bien en mi club, el tiempo irá mejorando para mí".
Así el hombre.
En tanto, el Rojo va aprendiendo de sus errores, los pibes sufren sus tropezones, pero hoy podemos decir que son pibes. Si algunos buscan espejos en el último Newells, o el cuervo, hay que aclararles que Bellocq no es Lucas Bernardi, ni el pelado Mercier, pero va aprendiendo. Que la defensa debe ser por lejos, la más joven del torneo. Que el Ruso bate récords del mismo modo que aprende de sus propios mocos y que la doble Pi (Pisano, Pisini) ganan minutos, para emular al uruguayo Alzamendi y la Porota Barberón. ¿Por qué no?
El camino es muy largo, vamos en cada instancia sorteando nuestros fantasmas. Si el rojo hace cuarenta y pico de años que no gana en Mendoza y ayer el público neutral enloqueció con su levantada y hasta le puso clima de Gaudio en Roland Garros, cuando estábamos promediando el segundo tiempo con uno menos, por qué no pensar que la evolución será de manera escalonada. Así alternaremos buenas y malas, pero aprenderemos de la mala. Como nuestro gladiador de carne y hueso #mancuellofacts. El, con Milito, ya voy corrigiendo nuestras miserias y, como es costumbre para Independiente, escribiendo la historia de un fútbol que siempre intentó ser único e irrepetible. Ese de las grandes proezas.

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