miércoles, 29 de abril de 2015

Almirón y una escoba que pesa

"No fui lo suficientemente claro antes de irnos de vacaciones", justificó el hombre para dar sentido a una nada prolija salida del Rolfi Montenegro. El Rolfi, fue su karma en el verano. Por amigo de Insúa, por remitirse al descenso, huella que la CD quería hacer desaparecer lo más rápido posible. Por su rebeldía en Cancha de Boca (que lo llevó a cambiar a Pisano en el segundo tiempo ante la negativa del número 23) y porque en el juego de los relevos, el volante no está para correr. Ah y porque los enganches son de otra época, más caros, más exigentes, o para ser más concretos, NADA BARATOS.
Con este panorama, mas sendas y esperadas incorporaciones, el plantel de los 100 millones, como les gusta describir a los que miran al Rojo con lupa y hacen el gran sigasiga con sus clubes modelos al momento de hablar de ingresos, Almirón armó su plantel soñado. Bueno, así describen hoy los medios (clásicos, partidarios, moya y antimoyanistas)
Un sinnúmero de errores con las llegadas, podrían condenar a nuestro DT cada vez más mexicano. Hay algo en el hombre de San Miguel que no se le perdonará, su falta de historia en el club, su tozudez lindando un gesto típico de capanga (impensado para un lider morocho, salvo que seas Barack Obama) y esa cargosa obediencia al patrón, semejante a la alcahuetería. Sapo último que todos en la tribuna hoy se tragan, en nombre de contar con un hombre "fuerte" dentro de los dirigentes. Fuerte, en el gremio, débil en la carrera política y hazmerreir, a la hora de pelear poder con la AFA.
Y aquí está Almirón examinando a sus convocados para luego, o mejor dicho el último domingo, terminar de ser traicionado.
¿Qué es si no lo de Aquino, Aguilera, Papa, Valencia y Graciani, si no una falta de respeto a quien le dio su confianza?
De todos modos hay que pensar hasta qué punto, el hombre de la verruga, rebautizado maliciosamente por sus detractores, tuvo injerencia en sus designaciones (en Aquino, Torito y Aguilera, seguro)
Hoy cuando la mayoría deja de ver los golazos que se hicieron este año (donde se realzaba el trabajo del técnico y se castigaba la falta de paciencia del club y sus hinchas), todos se pelean para ver quién es el último enterrador.
Caprichoso, egocéntrico, obstinado, tozudo, engreído, falto de autocrítica y un sinnúmero de calificativos, permiten describir a quien se juega sus últimas cartas (si le quedan algunas). En tanto, nuestros exponentes, Milito en Estudiantes, Mancuello guardado (¿por orden de la dirigenia? ¿posible venta?) tras su paso marketinero por la Selección, el negro está solo y espera. ¿Se jugarán los que dicen quererlo? ¿Le dará una chance más Pisanito, después del sale y entra intermitente? ¿Y Victorino? ¿Lucerito?
Preguntas que están a horas de responderse. En un momento tan duro, como Calamaro en el Estadio Azteca.

 

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