domingo, 4 de enero de 2015

Explicar lo incomprensible

Mi pibe se acaba de ir con sus amigos del barrio a jugar a dos toques. Llevaba la camiseta del Rolfi. Qué loco después, tener que contarle a su regreso que uno de nuestros últimos referentes ya no será más del rojo.
Y es que la explicación debería ser más o menos así. "Ya no es más".
Como quien se pelea del día a la mañana con un gran amor.
Como quien fue castigado por mala conducta y termina castigado al destierro.
Llevamos más de dos años tratando de justificar aquello que no se entiende.
Hemos tratado de darle crédito a la batalla quijotezca del devaluado Cantero, sin entender que ni todo el Fútbol argentino, ni FPT, ni siquiera sus detractores ni los 50 mil miembros de la policía pudieron hacer frente a la rosca de los barras.
Hemos intentado aceptar a tientas que quienes bastardearon al club, vinieron para salvarlo.
Aún colocando a Gabi Milito como enemigo, expulsando al Pocho Insúa, por ser exponente de la gestión anterior.
Y ahora viendo como un empleado de dos mundos (el de Moyano y el de Bragarnik), se monta a nuestro último diez. Sin contar, por supuesto a Penco, el pibe Monserrat, el maltrato hacia Pisano, el acoso con Montoya en el banco para el Ruso. Con Fede Mancuello, sólo se relamen especulando por un posible pase.
Conclusión, durante los últimos años fuimos objeto de burla de escuelitas de fútbol, de compañeros de oficina, de vecinos, de parientes y nosotros a codazos intentado sostener a Independiente.
Qué feo que a pocos les importe los nombres de la camiseta.
Son aquellos que hacen de sus luchas un nombre, no como el Che u otro exponente luchador, si no como si se pensaran cual Coca Cola.
Después se preguntan por qué nadie se entusiasma por venir al club.
No es para menos, si te despiden sin escrúpulos, quién va elegir un equipo destructor de ídolos.
Ni el más iluso puede suponer que esta dirigencia le dará la chance de serlo.

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