Recorrer nuestro infierno, sin que esto signifique incinerarse. Más bien todo lo contrario, el fuego y el dolor nos ennoblece, nos purifica, nos da sentido. Como la aventura de resucitar desde lo más hondo, para recuperar grandeza. Aunque no a cualquier precio.
lunes, 8 de diciembre de 2014
Demonizándonos
Pero entonces, ¿cómo recuperar la mística en estos tiempos? La verdad, amigo, no me queda claro. De a ratos uno siente que todosloscuadrosdemás se mofan y hacen leña con nosotros, las últimas designaciones en la AFA son un ejemplo: Tinelli, Lammers (Comunicación y tesorería), Boca y River (vicepresidencia I y II), Victor Blanco (presidente del colegio de árbitros), ¡¡qué mejor premio para nuestros siempre llorones vecinos!! y encumbrados campeones, propina de la década ganada (Máximo, Bossio y Cia) ¿y nosotros? NADA.
A no llorar, que es cosa de cobardes, de ventajeros. Sí, en cambio, a revisar lo que estamos haciendo mal. Demonizándonos con la falta de sentido común interno: dejando ir a Milito, pensando que renovar a la gente de la cantera, es el mejor negocio para venderlos cuanto antes (¡cómo duele que todos los que nos odian, estén relamiéndose con una posible venta del Fede! y que la CD, trabaje en eso)
Más que demonizarse, huelga decirlo, lo del sábado fue terrible y tiene que servir para hacer del juego un mejor espejo. Infantil en sus resoluciones, el "ambicioso" Almirón, de a ratos parece un chico, con esto de ser previsibles en la salida, e ingenuos en el ataque. El tipo parece buena persona, condicionada por convertirse en la espalda de la antipática y difícil función de sostener a un dirigente como el camionero, pero peca de soberbio cuando alude a su experiencia como jugador, como quien no permite que sus dirigidos suelten sus alas.
Qué no jodan con incorporaciones, que miren para adentro. Que miremos para adentro.
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