viernes, 19 de septiembre de 2014

El Rojo ya ganó (quién se anima sin el diario del lunes, eh?)

No hay predicciones, ni cábalas, tampoco apuestas tentadoras que nuestros abuelos (cómo no asumir la larga paternidad millonaria con tantos enfrentamientos) intentan para entrar en su trampa.
Hay, eso sí, una incomodidad mediática que en esto de hostigamientos deportelevisivos, los de Independiente ya estamos curtidos.
Ni las 400 lucas que los portales repiten hasta el hartazgo en cadena, en nombre de Moyano, van a amedrentarnos.
"A esta altura de mi vida, no tengo miedo y menos por un partido de fútbol", tira el Rolfi, diez días después de una experiencia de choreo dura y 72 horas antes del partido en el Gallinero.
"Vangioni me va a tener que marcar a mí", provoca Matías que quiere enterrar definitivamente el diminutivo de Pisano.
"De igual a igual", se atreve el Ruso Rodriguez proyectando el encuentro del domingo.
"Vamos a atacar a River como a cualquiera", ratifica Riaño.
"Vamos a ganar", sumó Fede
"Yo juego igual", confesó Tula dispuesto a infiltrarse
"No vamos a especular, vamos a intentar imponer nuestro juego".

Decime Rojo, si con todas estas palabras, no ganamos. Sí, ya sé, falta un detalle: jugarlo. Pero pensemos un año atrás, pensemos la moral, el amor propio. "Le hacen muchos goles", "lo ayudan", "se equivocan mucho". Ya escuchamos ese cancionero y lo aceptamos.
También en la mochila de los últimos partidos tenemos dos goles en tiempo récord, durante tres encuentros, hay uno maradoniano de Fede (el últim
o decime si no se parece mucho a aquel que revolcó al pato en un Boca-River)
Hay uno de pase bochinesco y definición a chelodelgadiana (el de Mancuello en Olimpo)
Hay una chilena de Riaño que emula a una de Norberto Outes, allá por los ochenta (doy fe, contra Belgrano en uno de los Nacionales que ganamos) y hay desbordes de Pisano y desfachatez de Penco, que parecen de otra época.
Hay además menos peso sobre la espalda, como si tuviéramos ganas de levitar. Así, volados e irrespetuosos llegamos al Monumental. Veremos qué pasa con el carácter adentro, como le gusta remarcar al muñeco Galalrdo (ese que también supo hacerse echar a arañazos en un clásico con los bosteros, por no bancarsela) y si...contra los detractores, las miserias, el odio futbolero, contra lo previsible del "equipo del torneo", hacemos como tantas otras veces, que el fútbol esté de nuestro lado.
Pierna fuerte y templada. Vamos rojo.

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