martes, 24 de septiembre de 2013

18 toques para creer

Aquí estamos celosamente satisfechos. Ahora los goles secuestrados, parece que serán rojos. Y no por TYC y sus años Clarinistas, tampoco por el espíritu racinguista de FPT que hoy no sabe qué hacer con Cogorno. El gol secuestrado, ayer fue el segundo de Facundo, sí, el nuestro, el del perrito en la remera, el que volvió porque se le cantó, el ex Chaca, como Pisanito. Algunos dicen 12, como no podía ser de otro modo, pero fueron 18 los toques hasta que Zapata se mandó solito y disparó hasta que el rebote quedó en manos del cosechador de goles.
Si buscan en Youtube verán que los 27 segundos refieren a la última parte. Ningún video alude a la calma roja hasta llegar al momento deseado. Así serán las cosas, como ya advertimos desde Hidalguía Roja, más tarde o más temprano intentarán repetir 80 veces el tiro en el travesaño de Sarmiento, buscar a alguien puteando en la tribuna (curiosamente, ayer no enfocaron al preocupado Cantero, no?), por qué no uno que otro incidente que realce a los barras retornados. Difícil, en cambio, encontrar a los barras vecinos que ayer se robaron la pC de la sede vecina para eludir a la afip. Ni qué hablar de Angelici, hoy en Europa, cambiando los dólares escondidos.
A nosotros no nos importa. Celebramos nuestro doblete en una divisional de segunda, que creó un sarindista de cuarta (don Julio), en un cabeza a cabeza con Lanata, en esto de mandar fruta.
Omar de Felippe ratificó que ser un tipo de bien, también se corresponde con la coherencia y la disciplina. Los pibes puteados, ratificaron su orgullo y amor propio y silenciaron a los cientos de detractores que, desde la falsa Cordero (hasta que vuelva la real), insisten con el cantito de que esto es Independiente, que el buen juego será el de ayer, etc. Pero atentos, como decía Spinetta, SIEMPRE, MAÑANA ES MEJOR.
Si no pensemos, nuestro vecino se iba al descenso y nosotros campeonábamos, ahora, más tarde o más temprano, quizás suceda lo mismo pero al verre, que no es la variedad previsible si no otra, nosotros salimos de nuestro dolor, campeonando y ellos, se cruzan en el camino. Así, sin tocarnos.
Por lo pronto, quedó demostrado que no siempre, la antinomia es creer o reventar. De hecho, de lo podrido mezclado con tierra buena, con nobles semillas, también resurgen buenos brotes para ilusionarse
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