Recorrer nuestro infierno, sin que esto signifique incinerarse. Más bien todo lo contrario, el fuego y el dolor nos ennoblece, nos purifica, nos da sentido. Como la aventura de resucitar desde lo más hondo, para recuperar grandeza. Aunque no a cualquier precio.
martes, 20 de agosto de 2013
Una diabla para embellecer el presente entre tanta malaria
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